Celebremos la Misa: la oración de los fieles

¿Has oído hablar del sacerdocio común de los fieles? De manera muy breve podemos decir que la Iglesia—o sea, todos nosotros—somos un pueblo sacerdotal. Te explico. Jesucristo es el único Sacerdote de la Nueva Alianza, pero por el bautismo, todos pasamos a participar de su sacerdocio. Esa participación es lo que llamamos el “sacerdocio común de los fieles”. Claro, aunque todos participamos del sacerdocio común, también existe un sacerdocio ministerial que se recibe a través del sacramento del Orden. Y la tarea de los ministros ordenados (obispos, presbíteros y diáconos) es guiar y servir a todos los fieles en el nombre de Jesús.

La oración de los fieles

Podemos decir que la función principal del sacerdote es la de mediar o interceder entre Dios y los hombres. Eso fue lo que Jesús hizo en la cruz: se ofreció Él mismo como sacrificio perfecto al Padre en nombre de toda la humanidad. Jesús fue, a la misma vez, sacerdote y víctima. Como ya dijimos, todos los fieles participamos del sacerdocio de Jesús y esto nos capacita para interceder los unos por los otros. De la misma forma, el sacerdote que preside la celebración de la Misa, en función de su sacerdocio ministerial, nos representa a todos como si fuera el mismo Jesús que está de pie delante de la asamblea.

¿A dónde va todo esto? Pues hoy hablamos de la oración de los fieles y ese es uno de esos momentos especialísimos donde ponemos en práctica nuestro sacerdocio común de los fieles.

Verás, este es el momento donde se le presentan a Dios las necesidades del mundo y de la Iglesia. Si te fijas, las intenciones por lo general llevan un orden… primero pedimos por la Iglesia y sus necesidades, seguimos orando por los gobernantes, luego por los que sufren alguna dificultad particular y, finalmente, por las necesidades de toda nuestra comunidad.

Las intenciones se presentan en forma de letanías a las que respondemos “Te rogamos, óyenos”, u otra fórmula que nos indique el sacerdote. Si te fijas, en las celebraciones del Papa las intenciones se suelen leer cada una en idiomas distintos, resaltando el carácter universal de la Iglesia (a la oración de los fieles también se le llama oración universal).

Piénsalo de esta manera… la Misa no es nuestra, sino de Jesús. Es Él quien se hace presente e intercede por todos. En muchas instancias lo hace a través del sacerdote, pero hay momento, como la oración de los fieles, donde Jesús ora en cada uno de nosotros. Ese es el sacerdocio común de los fieles, cuando le prestamos a Jesús nuestra mente, nuestros labios y nuestro corazón para que Él interceda ante el Padre por nuestras necesidades inmediatas. Esto es lo que significa cuando decimos que oramos con Cristo, por Cristo y en Cristo, pues es Él quien está orando en nosotros y a través de nosotros.

¡Imagínate cómo cambiaría este mundo si le permitiéramos a Jesús que orara en cada uno de nosotros, en todas las Misas de todos los países…!!! Pero la realidad es otra. Lamentablemente, si nos distraemos o no ponemos atención a lo que dice el sacerdote, el diácono o el monitor—como pasa tan a menudo—no le estamos abriendo el corazón a Jesús para que pueda orar a través nuestro. La próxima vez que vayas a Misa, no te limites a estar presente sino que disponte a celebrar con conciencia el gran Misterio que se desarrolla delante de nosotros.


Estas pequeñas cápsulas están inspiradas en el app iMisa y el libro “La misa: antes, durante y después”, ambos del Padre José Pedro Manglano; así como otras fuentes.

Comentarios

  1. Romualdo
  2. Quiero aprovechar el comentario, para sugerir la continuación de ésta reflexión incorporando los otros momentos de la Liturgia, , a fin de proporcionar nuevos elementos a la comprensión y vivencia de la Eucaristia.

    MANUEL GONZALEZ SOLIS

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