riega
tu fe con la palabra de Dios
para que dé fruto
Hay tanto que se puede hacer en el mundo. Todos los seres humanos tenemos algo para aportar. El problema es que pensamos en hacer cosas extraordinarias, cuando en realidad debemos empezar a cambiar lo que tenemos a nuestro alrededor. Un gesto, una sonrisa, una buena acción a quien tenemos al lado puede comenzar una cadena que se extienda a través de tu comunidad, tu ciudad y tu país. Si te fijas, así también empieza a esparcirse el mal… una manzana podrida poco a poco va dañando todas las que están en la canasta. Pero si te vas a contagiar con algo, ¡contágiate con lo positivo!
En la vida de fe sucede igual. Somos nosotros quienes decidimos regar cada día nuestra fe con la lectura de la Palabra, con la oración y, sobre todo, con la Eucaristía. Si lo hacemos, poco a poco iremos creciendo espiritualmente. Es como la semillita que plantaste en el jardín, si la riegas surgirá una planta hermosa y fuerte, pero si la dejas sin atender es muy probable que no germine o termine secándose. Eso es lo que hoy —en la lectura del Evangelio— le propone el viñador a su Señor: cuidar con esmero de la higuera un año más para que dé fruto. ¿No te parece que Dios nos está hablando a nosotros también?
El día de hoy te invito a que me acompañes a orar con esta bella oración:
He visto una semilla, Señor,
que ha caído en la vereda del camino.
Tú la creaste,
¿qué hace allí?
Espera la tierra fértil,
la lluvia del invierno,
la brisa del verano.
Si no los encuentra,
¿dónde podrá germinar?
Un niño pasa cerca,
pero no la ve.
El viento la mueve a su gusto,
de un lado a otro.
Debe germinar,
y crecer
y dar frutos.
Para eso la creaste.
Soy como esa semilla, Señor.
El viento me lleva de un lado a otro
y aún no vivo, según tu Voluntad.
Siémbrame en tu Corazón,
para que pueda germinar
y dar frutos para Ti.
Señor,
yo también quiero germinar y crecer.
Quisiera hacer tantas cosas y no puedo.
Reconozco mi inutilidad.
Sin Ti, ¿qué puedo hacer?
Tú lo has dicho: “Sin mí no pueden nada”.
Y yo, sin Ti, nada puedo.
Soy una semilla, Señor.
Siémbrame en tu Corazón,
para que pueda germinar
y dar frutos para Ti.
Amén.
Comentarios
Querida Ana, saludos y bendiciones! No sabes la alegría que me da leer comentarios como el tuyo. Es así como el Señor, a través de ustedes, me deja saber que este humilde esfuerzo rinde frutos. Siento decirte que no hay un libro con estas pequeñas reflexiones de Cuaresma. En realidad, las voy escribiendo día a día usando como inspiración un calendario con el propósito para cada día específico. Lamento mucho no poder complacerte, pero estarán en el blog archivadas para que las puedas buscar luego y copiarlas si gustas. Un abrazo desde Puerto Rico… DTB!
Buen día…..si tengo algo que decir….Toda esa serie que he visto de la Cuaresma existe algún líbro que pueda obtener por compra ya que todas me han fascinado…una palabra fascinante en todas….me gustaría me contestaran, aunque las tengo todas se me haría difícil el conseguirlas una a una….les agradeceré me contestaran mi inquitetud a esas hermosas meditaciones desde la 1 hasta el final…si hay libro lo compro….Dios les bendiga eternamente.
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