El Padrenuestro

Los discípulos veían la relación que Jesús tenía con su Padre… veían cómo se retiraba de madrugada, al monte, y pasaba largas horas en su compañía… ellos no sabía lo que Él decía en sus conversaciones con el Padre… pero veían la santidad que había en Él… y eran testigos de los signos y prodigios que realizaba… por eso, un día le pidieron que les enseñara a orar… y Jesús les dijo:

Vosotros, pues, orad así:
“Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre;
venga tu Reino;
hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en tentación,
mas líbranos del mal.”

El Padrenuestro es la oración del cristiano por excelencia… Tertuliano decía que es “el resumen de todo el Evangelio”… y Santo Tomás de Aquino que es “la más perfecta de todas las oraciones”…

Lo primero que nos enseña esta hermosísima oración es que Dios es Padre… y como Padre, podemos acercarnos a Él con total confianza… el Catecismo dice que al reconocer a Dios como Padre, “podemos rezar el Padrenuestro con confianza sencilla y filial, gozosa seguridad y humilde audacia, con la certeza de ser amados y escuchados”…

Dios es Padre porque así nos lo ha revelado Jesús, su Hijo… quien nos ha convertido en hermanos Suyos… pero hay algo más profundo en nuestra relación que se expresa en el “nuestro”… pues si todos somos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, esto quiere decir que somos hermanos entre nosotros… esto no basta entenderlo con la razón o asentirlo con la fe, sino que hay que vivirlo en nuestras acciones diarias… tenemos que actuar en todo, convencidos de que ese que está a mi lado es mi hermano…

La oración del Padrenuestro está compuesta de siete peticiones… las primeras tres son dirigidas a Él, para su gloria… estas piden la santificación de su Nombre, la venida de su Reino y la realización de su Voluntad… las cuatro últimas presentan nuestras miserias y esperanzas… pidiendo que nos alimente, que nos perdone, que nos defienda ante las tentaciones y que nos libre del Maligno…

Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

Vamos a ir a través de cada una de las siete peticiones, pero hagámoslo utilizando el compendio del Catecismo…

588. ¿Qué significa «Santificado sea tu Nombre»?

Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que reconoce a Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a Moisés, y ha querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa en la que Él habita.

589. ¿Cómo se santifica el Nombre de Dios en nosotros y en el mundo?

Santificar el Nombre de Dios, que «nos llama a la santidad» (1Ts 4, 7), es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres.

590. ¿Qué pide la Iglesia cuando suplica «Venga a nosotros tu Reino»?

La Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios, mediante el retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia ora también para que el Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu y de la Esposa: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22, 20).

591. ¿Por qué pedimos «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»?

La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven» (1Tm 2, 4). Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo, a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad de Dios» (Rm 12, 2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10, 36).

592. ¿Cuál es el sentido de la petición «Danos hoy nuestro pan de cada día»?

Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de los unos cubra las necesidades de los otros.

593. ¿Cuál es el sentido específicamente cristiano de esta petición?

Puesto que «no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4), la petición sobre el pan cotidiano se refiere igualmente al hambre de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, recibido en la Eucaristía, así como al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos, con una confianza absoluta, para hoy, el hoy de Dios: y esto se nos concede, sobre todo, en la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino venidero.

594. ¿Por qué decimos «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?

Al pedir a Dios Padre que nos perdone, nos reconocemos ante Él pecadores; pero confesamos, al mismo tiempo, su misericordia, porque, en su Hijo y mediante los sacramentos, «obtenemos la redención, la remisión de nuestros pecados» (Col 1, 14). Ahora bien, nuestra petición será atendida a condición de que nosotros, antes, hayamos, por nuestra parte, perdonado.

595. ¿Cómo es posible el perdón?

La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el hombre parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad, cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón participa de la misericordia divina, y es una cumbre de la oración cristiana.

596. ¿Qué significa «No nos dejes caer en la tentación»?

Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y a merced de la tentación. Pedimos al Espíritu saber discernir, por una parte, entre la prueba, que nos hace crecer en el bien, y la tentación, que conduce al pecado y a la muerte; y, por otra parte, entre ser tentado y consentir en la tentación. Esta petición nos une a Jesús, que ha vencido la tentación con su oración. Pedimos la gracia de la vigilancia y de la perseverancia final.

597. ¿Por qué concluimos suplicando «Y líbranos del mal»?

El mal designa la persona de Satanás, que se opone a Dios y que es «el seductor del mundo entero» (Ap 12, 9). La victoria sobre el diablo ya fue alcanzada por Cristo; pero nosotros oramos a fin de que la familia humana sea liberada de Satanás y de sus obras. Pedimos también el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo, que nos librará definitivamente del Maligno.

598. ¿Qué significa el «Amén» final?

«Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando por medio de este Amén, que significa “Así sea”, lo que contiene la oración que Dios nos enseñó» (San Cirilo de Jerusalén).

Comentarios

  1. El Padre nuestro es una oración (no rezo) modelo, que nos enseña como comunicarnos directamente con Dios, el ser supremo. Cuando decimos “Padre nuestro” lo estamos reconociendo como Dios creador iniciador del universo y de nuestras vidas de quién dependemos enteramente y a quien debemos sobre todo OBEDIENCIA ABSOLUTA. “Santificado sea tu nombre” aquí le decimos a Dios que reconocemos su santidad, aún la solemnidad de su nombre; “venga a nosotros tu reino” le pedimos cercanía para con nosotros porque sin él nada somos y por nuestra naturaleza pecadora estamos lejos de él (no tenemos que darle permiso a Dios de que vuelva (aunque no queramos el volverá); “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”, allá en el cielo ya se hace la voluntad de Dios porque los Ángeles, arcángeles, querubines, etc viven para alabar, exaltar, y glorificar a Dios, pero aquí necesitamos rendirnos a su voluntad entendiendo que Dios solo quiere lo mejor para nosotros; “danos hoy nuestro pan de cada día”, pedimos a Dios que provea para nuestro sustento, nuestras necesidades físicas que incluyen comida, albergue, salud, etc. Entonces después de esto pedimos perdón porque vivimos ofendiendo a Dios constantemente, aún sin intención de hacerlo, y solo pidiendo perdón podemos ser perdonados (claro, luego de arrepentirnos) y después le prometemos a Dios que vamos a perdonar a nuestros hermanos (semejantes) entendiendo que no somos perfectos y que si pecamos contra Dios, que no haremos contra nuestros hermanos, por lo tanto entendemos que estamos en las mismas condiciones de quién nos ofendió y por eso aún no lo merezcan los debemos perdonar; luego pedimos a Dios que “no nos deje caer en tentación” porque siempre habrá motivo y ocacion de pecar, pero si buscamos de la ayuda y el apoyo del Señor él es fiel a su promesa y estará ahí para ayudarnos a no caer; y “líbranos de todo mal” con eso pedimos protección de la maldad de satanas y sus ángeles que no descansan y constantemente nos quieren causar daño (nosotros no podemos en contra de ellos, pero Dios tiene todo el poder para vencerlos y lo pedimos porque Jesus los venció en la cruz para darnos vida eterna). Le decimos a Dios que reconocemos que todo es de él “porque tuyo es el reino, el poder y la gloria”. Él es el dueño de todo, él es todopoderoso, y todos le debemos dar gloria solo a él, no existe hombre sobre la tierra digno de ser glorificado, cuando hacemos tal cosa pecamos contra Dios.

    Angela
  2. señor gracias por todas tus bendiciones que se haga su voluntad en mi vida

    ibeth margarita hinojosa

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