La alegría del perdón | Perdonar es sanar 12

Decía el cardenal de Vietnam Nguyen Van Thuan: Muchos de mis compañeros de cárcel, incapaces de perdonar a los que nos hacían daño, murieron; algunos, después de la liberación, a consecuencia de la ira acumulada y de los traumas sufridos. Una vez de vuelta a casa con su familia, que los esperaba con ansia, se quedaban en un rincón traumatizados y llenos de hastío contra sus parientes, que no habían hecho todo lo posible por liberarlos, y contra el gobierno y contra los comunistas. Como no podían vengarse, odiaban. Esto les hacía daño y al cabo de unos meses morían. Perdonando siempre a todos, tratando de amar a todos, yo no sólo pude sobrevivir, sino que permanecí en la paz y en la alegría.

El gran exorcista de Venecia, Pellegrino Ernetti, dice: Con mi experiencia de más de 30 años, puedo decir que, salvo casos raros, el treinta por ciento de los casos en los que Satanás hace sufrir a las personas, se debe a que no saben o no quieren perdonar a sus enemigos o a aquellos que piensan que les han hecho daño. Por eso, el perdón es una necesidad para poder ser felices.

La alegría del perdón | Perdonar es sanar 12

Antón Luli es un sacerdote jesuita de Albania, que pasó casi toda su vida en prisión. Muchas veces enfermo y torturado sin piedad, pero soportando toda clase de sufrimientos con la ayuda de Dios. Él nos cuenta:

Me arrestaron en 1947 tras un proceso falso e injusto. He vivido 17 años como prisionero y otros tantos en trabajos forzados. Prácticamente he conocido la libertad a los 80 años, cuando en 1989 pude celebrar por primera vez la misa con la gente.

Mi vida ha sido un milagro de la gracia de Dios y me sorprendo de haber podido sufrir tanto con una fuerza que no era la mía, sino de Dios. Me han oprimido con toda clase de torturas. Cuando me arrestaron por primera vez, me hicieron permanecer nueve meses en un baño. Me tenía que acurrucar por tierra sin poder jamás extenderme completamente, tan estrecho era aquel sitio. La noche de Navidad de aquel primer mes, me hicieron desvestir y me ataron con una cuerda a una viga, en modo tal que podía tocar el piso sólo con la punta de los pies. Hacía frío, sentía el hielo que subía por todo mi cuerpo, era como una muerte lenta. Cuando el hielo me llegaba al pecho, me puse a gritar y los guardias vinieron y me golpearon y me dejaron tendido en el piso.

Frecuentemente, me torturaban con corriente eléctrica, me metían dos alambres en los oídos. Otras veces, me amarraban las manos y pies y me tiraban en un lugar oscuro lleno de grandes ratas. Vivía, además, con la tortura permanente de los interrogativos, acompañados de violencia física.

Cuando me sacaron y me llevaron a trabajar en trabajos forzados en una finca estatal, siempre que podía, celebraba misa clandestinamente, pero no podía confiar en nadie; pues, si me descubrían, me fusilaban. Así estuve 11 años. Cuando me arrestaron por segunda vez, el 30 de abril de 1979, me tiraron al suelo de la celda y fue, precisamente en aquella ocasión, cuando tuve una experiencia extraordinaria que me recuerda la transfiguración de Jesús. Era como si Jesús estuviera allí presente frente a mí y yo le pudiera hablar. Aquel momento fue determinante para mí, pues comenzaron de nuevo las torturas. Sin aquel amor de Jesús, hubiera muerto, quizás desesperado.

Así he pasado mi vida, entre cárceles y torturas, enfermedades y trabajos forzados, pero nunca he albergado sentimientos de odio en mi corazón. Después de mi libertad, me encontré un día con uno de mis torturadores y sentí deseos de ir a abrazarlo, y fui y lo saludé y lo besé.


Del libro “La alegría del perdón”, por el Padre Ángel Peña… puede descargar este y otros de sus libros en autorescatolicos.org/angelpena.

Comentarios

  1. Si estamos echos a imajen de Dios yo jamas a Jesús le daria ningun castogo de nin guna clase y es mas yo si le viera mal tratado o enfermo y to puedo le quiteria todo lo que le molestara le curaria y le ayudaria en todo yo digo porque esisten hombres que despues delo que cuesta una carrera de sacerdote le detienen y toda su vida esta torturado hasta los 80 años.Ami nose que me pasa pero por que este hombre a nacido para sufrir tanto toda su vida
    Yo no comprendo.Ya mi enfermedad de huesos y otras cosas que yo tengo mi sufrimiento es des de hace10 años y todos los dias pido jESÚS ME CURE Y CADA DIA ESTOY MEJOR.
    Lavida es muy dura en general pero hombres como este del que hablais eso es orroroso. y “por que”En un momento demi vida quise ser como San Bosco y no pudo ser pero eso es una vida de trabajo ofrecido a Dios y vivir en su presencia, pero esta vida es diferencte.
    Cuantas gracias tenemos que dar a Jesús, por que nos a librado de todo esto.
    AMIGOS EN CRISTO demos gracias y recemos por nuestros hermanos en Cristo. José Cesar.-

    Jose Cesar

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