Respuesta de la hija embarazada

Hace unos días comenzamos a compartirles una serie de reflexiones de Padre Jorge. Estas utilizan el recurso literario de cartas de un padre a su hijo o hija, para hacernos conscientes del dolor que atraviesan, tanto los jóvenes como sus familias, ante distintas situaciones que se viven en nuestra sociedad. También, gracias a la colaboración de “Juan Pablo Cisneros”, les hemos estado compartiendo las cartas en respuestas que el hijo o hija le envía a su padre.

La primera de todas las cartas era de un padre a su hija embarazada, hoy les presentamos la respuesta de la hija…

Respuesta de la hija embarazadaQuerido Papa:

Sé que no esperabas tal noticia… y para serte sincera, ¡ni siquiera yo me la esperaba!

Cuando tuve el atraso en mi periodo… tuve miedo de estar embarazada… Pero luego converse con una amiga que me dijo que si había tenido solamente “un descuido” era poco probable que estuviese embarazada y que debían ser los nervios, por el miedo de estarlo, lo que provocaba tal retraso. Fue muy difícil para mí tratar de actuar normal los siguientes días (como si nada pasara) para no levantar sospechas.

Encima de eso, al ser tu predilecta y consentida, a medida que pasaban los días: tus demostraciones de afecto (besos, abrazos, elogios, palabras de cariño, etc) y tus detalles de amor (levantarme a la mañana, hacerme el desayuno, llevarme a la escuela o al boliche y tantas otras cosas) hacían que añorara con todas mis fuerzas no estar embarazada para poder seguir siendo en parte esa niña de papá. Mas allá de salir al boliche con mis amigas, tener novio y demás cosas que hacemos la mayoría de los adolescentes… había cosas que deseaba seguir disfrutando por algún tiempo más…

Yo también pensé que lo que le pasó a otras, no me pasaría a mí… ¡más si fue un solo descuido!

Más allá que tu primera reacción no me gustó para nada, me hirió y hasta me hizo llorar…

Al leer tu carta, mi opinión sobre ti cambio bastante… luego volvió a ser la de siempre cuando caí en la cuenta que, como yo misma me deje llevar por el impulso y la pasión de un momento… quizás tú habías hecho lo mismo y por eso me dijiste eso y de esa manera… Así que como yo espero tu comprensión y la veo en tu carta… yo quiero darte la mía…

No creo que te hayas equivocado en mi crianza… de hecho si te pones a pensar: si anhelo, en parte, seguir siendo “esa niña” es debido a que mi crianza fue hermosa…

También recuerdo que me has dicho y enseñado muchas cosas y previniste acerca de esto…

Quizás si yo no hubiese “revoleado” los ojos y “suspirado” de cansancio, y te hubiese escuchado más atentamente, hoy no estaría atravesando esto… ¡Qué se yo! Soy una adolescente del siglo 21 y hoy en día lo más normal del mundo es estar de novia, “vivir el momento” y tener sexo con el otro. La mayoría se cuida… pero a veces, si hay imprevistos, la pasión o “las ganas” son más fuertes y aun sabiendo que se corre el riesgo… uno, de una manera irracional, opta por seguir ese instinto de satisfacer el placer inmediato sin medir las consecuencias.

Pero llegó el momento en que necesitaba saber si estaba o no embarazada… y me hice el test. Cuando comprobé que sí lo estaba, no terminaba de “caer” ni de aceptarlo…

Sentí que el mundo se me venía abajo: ¿Qué sería de mi vida? ¿Cómo lo tomarían ustedes? ¿Tendría que salir a trabajar? ¿Mi novio se haría cargo? ¿Me obligarían a casarme con José? ¿Funcionaría ese matrimonio por “compromiso”?

Y ante esta catarata de preguntas, la única solución fácil y rápida era un Aborto.

Si abortaba mi vida seguiría tal y como estaba: podría seguir estudiando, dependería de ustedes, mi relación con mi novio no cambiaría, no tendría que asumir tantas responsabilidades, etc. Y sobre todo, no sería juzgada ni señalada por nadie (no eres la única persona que tiene orgullo).

Aunque esta sociedad se autodenomine moderna y superada… lo hace solo de boca para afuera… ya que casi nadie se alegra ante una noticia así y si no les sucede a ellos te critican y señalan. ¡Cuánta Hipocresía!

Viendo tantos aspectos negativos de seguir adelante con el embarazo empecé a averiguar como hacerme un aborto. Me dieron la dirección de un médico que hacía “ese trabajo”, saqué un turno y fui a su consultorio… estando en la sala de espera había otras mujeres, entre ellas algunas embarazadas, que se acariciaban la panza con ternura… En eso sale el médico que hacía “ese trabajo”, llamó a una mujer que estaba de unos 8 meses aproximadamente y me avisa que me prepare ya que luego seguía yo…

En ese momento sentí que ese médico era la persona mas hipócrita del mundo… ¿Cómo podía estar a favor de la vida y de la muerte al mismo tiempo? ¿Por qué esa mujer era la “señora tal” y yo era solo “tal apellido”?

Evidentemente tuve la gracia de ir a ese consultorio donde había otras pacientes… ya que sino… seguramente mis ojos no se hubieran abierto de esa manera. Así que unos segundos después me levanté y me fui de ahí…

Volviendo a casa vi una Iglesia abierta y entre a rezar (sé que esto te sorprenderá ya que nunca fui muy religiosa que digamos…). A los pocos minutos que estaba allí empezó la misa y me dio vergüenza irme frente a todos, así que me quedé. El sacerdote leyó el relato de una “pecadora pública” a la que Jesús salvo de ser apedreada… y luego le dijo: “Yo no te condeno, vete y no peques más”.

Más allá de creer en Dios, no soy practicante como tú, papá… Pero ese día sentí que Dios me decía: aunque la sociedad te condene de diferentes formas y maneras… ¡Yo no te condeno! Así que aunque cometí el error de dejarme llevar por el impulso del momento… no cometeré el error de acabar con una vida, y ¡menos con la de mi hijo!

Gracias por decirme que siempre seré tu niña mimada… y que será una alegría para ti ser abuelo…

Me incomoda la idea de saber que iras a hablar con José y sus padres… pero sé que es lo correcto…

También sé que quedan muchas cosas por conversar, resolver y planear… pero bueno… ya las iremos haciendo…

Te quiere muchísimo, tu hija.

~*~*~*~*~

Nota de redacción

Estas “cartas” nos invitan a reflexionar sobre problemas comunes que experimentan las familias actuales… creo pertinente aclarar que son cartas ficticias, aunque basadas en problemáticas reales… y que por la naturaleza misma de este recurso literario, se debe abordar el problema desde un solo ángulo o punto de vista a la vez… quedando muchas cosas por decir en cada caso y/o carta…

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