La Iglesia de Jesucristo | versión blog

Acabo de subir un artículo a la sección de apologética – Conoce tu fe – donde pretendo explicar un poquito de porqué le Iglesia Católica es la Iglesia de Jesucristo…

Este artículo había sido publicado en la versión anterior de tengoseddeti como respuesta a unos comentarios de una hermana evangélica bautista… pero también sirve de respuesta a las muchas personas que nos han comentado y que nos han escrito con relación al video: La Verdad de la Iglesia Católica

He decidido copiarlo también aquí, en el blog, para permitir los comentarios de ustedes, ya que los artículos permanentes no admiten comentarios… bueno, no les entretengo más que el artículo es bastante largo…

Dios me los bendiga mucho… y María Santísima, Madre de Jesús, Madre nuestra y Madre de la Iglesia, les acompañe siempre…

La Iglesia de Jesucristo
Por Romualdo Olazábal | tengoseddeti.org

Hace algún tiempo, una hermana evangélica bautista estuvo por tengoseddeti y se ofendió porque en la sección de ¿Quiénes somos? decimos que la Iglesia Católica es “la única Iglesia fundada por Jesús”

Creo pertinente aclarar que tengoseddeti es una página católica y no pretende ser otra cosa que eso… y, siendo católicos, no veo porque alguien deba extrañarse o molestarse porque profesemos y defendamos nuestra fe… además, lo que decimos, lo decimos en nuestra casa para quien quiera leernos… no andamos imponiendo nuestros criterios u opiniones de blog en blog…

Creo que todos estamos de acuerdo en que el católico promedio está falto de formación y no conoce ni su fe ni su Iglesia… Esta página nació de esa realidad… como nuestra pequeña aportación para ayudar a todos aquellos – católicos y no católicos – que quieran conocer un poco más sobre Jesucristo y la Iglesia que Él fundó hace dos mil años sobre Pedro y los Apóstoles…

También quiero puntualizar que nosotros sí creemos en el diálogo interreligioso, más específicamente entre las distintas denominaciones cristianas… pero este diálogo, para serlo, debe partir del respeto mutuo… Me llena de sorpresa como algunos “cristianos” inician su “diálogo” condenando a los católicos y a nuestra Iglesia, para renglón seguido exigir que se les tome en serio y se les respete… Para ellos, es más importante ser tolerantes y condescendientes con otras religiones no cristianas que con el catolicismo…

Este odio contra los católicos – difundido durante décadas desde los púlpitos evangélicos cuando, en lugar de predicar un evangelio de unión, de amor y de paz, se predica que la Iglesia Católica es la “ramera del Apocalipsis”, el Papa es el anticristo, y todos los católicos somos unos idólatras – no abona al diálogo, ni es una actitud que refleje el verdadero espíritu del Evangelio…

Una de las cosas que más se me ha achacado durante estos años es que yo sigo a la Iglesia en lugar de seguir a Jesucristo… La realidad es que yo amo, defiendo y sigo a la Iglesia, precisamente porque amo, defiendo y sigo a Cristo… Sé que esto es difícil de entender para un evangélico, pues nuestros conceptos de “iglesia” son distintos… pero para un católico, la realidad de Cristo y Su Iglesia es una sola e indivisible, la Iglesia es el cuerpo y Cristo la cabeza… y no puede seguirse uno y rechazar al otro…

Esta actitud de celo por la Iglesia nos lo enseña Jesús cuando Él mismo se sintió ofendido por aquellos mercaderes que habían convertido la Casa de Dios en una cueva de ladrones… Jesús no se sintió ofendido por su persona, ni por las paredes de piedra que formaban el templo, sino porque la ofensa iba dirigida a Dios mismo… «El celo por tu casa me devorará» (Juan 2,17), recordaron los Apóstoles… Es ese mismo celo por las cosas de Dios lo que me lleva a defender la Iglesia Católica…

Me resulta interesante cómo algunas personas pretenden ver la verdad de algunas cosas, mientras cierran su corazón a otras verdades más grandes e importantes… Es cierto que a Jesús le seguían muchos discípulos y que todos ellos abarcaban “la Iglesia”… pero también es cierto que Jesús escogió doce de esos discípulos para enseñarles de una manera especial… y les encomendó la tarea de seguir con el ministerio que Él había iniciado… Esos doce hacían de “la Iglesia” una Iglesia real, física y tangible… No una mera colectividad espiritual, sino una comunidad eclesial organizada sobre pilares sólidos: los Apóstoles…

Esos Apóstoles eran personas comunes y corrientes… pecadores, llenos de defectos y faltas… pero el Señor los eligió a pesar de eso y entregó la Iglesia en sus manos… la Iglesia no es “santa” en función de sí misma ni de sus miembros, sino por ser el “Cuerpo de Cristo”… es por Él y en función a Su presencia viva en ella que la Iglesia es “santa”…

Jesús, además de escoger a doce Apóstoles para ser sus testigos, les dio “autoridad”… Veamos… A Pedro le entregó «las llaves del Reino» y le dio la autoridad de «atar y desatar» (Mateo 16,19)… Esa misma autoridad se la dio a los demás Apóstoles cuando, más tarde, les dijo «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Juan 20,22-23)

El poder de «perdonar y retener pecados» sólo le pertenece a Dios, pero Jesús le dio Su Autoridad a un grupo escogido, los Apóstoles… Esta facultad dada a los Apóstoles es el Sacramento de la Reconciliación que hoy nos ofrece la Iglesia Católica… Es interesante que ninguna de las iglesias protestantes o evangélicas reconozcan tener esta autoridad… sin embargo, la Escritura expresa claramente que Jesús sí entregó la misma a sus Apóstoles…

Tomemos ahora la Eucaristía… este es un concepto que no conocen las demás iglesias cristianas, sin embargo, la Iglesia Católica encuentra en la Eucaristía el cumplimiento de la promesa de Jesús: «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28,20)

Los tres evangelios sinópticos – Marcos, Mateo y Lucas – nos relatan el momento de la Última Cena cuando Jesús dice: «este es mi cuerpo… esta es mi sangre… haced esto en memoria mía» (Mateo 26,26-29; Marcos 14,22-25; Lucas 22,19-20)… También Pablo, en su primera carta a los Corintios, nos vuelve a repetir estas palabras y añade que «quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor» (1 Corintios 11,23-27)… Esto ha de ser algo “importante” para que los tres sinópticos y Pablo lo recojan…

No obstante, es Juan, en el capítulo seis de su evangelio, quien nos presenta la verdadera trascendencia de este sacramento en la vida del cristiano: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él» (Juan 6,53-56)

Ese día, en Cafarnaúm, también hubo discípulos de Jesús que no creyeron sus palabras: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» (Juan 6,60), y escandalizados, se alejaron de Jesús… Sin embargo, Jesús, en lugar de “aclarar” que hablaba en forma “simbólica”, se vuelve a «los Doce» y les cuestiona, y ustedes ¿creen o no creen?, «¿También vosotros queréis marcharos?» (Juan 6,67)… a lo que Pedro responde – ¡Pedro siempre el primero y hablando en nombre de todos! – «a quien vamos a ir, sólo Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6,68-69)

Para Lucas, compañero de Pablo en sus viajes, la Eucaristía es algo importante y necesario en la vida del cristiano… Por ejemplo, en su evangelio también nos relata el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-32)… Esos discípulos que se encuentran decepcionados porque no han entendido los sucesos de los últimos días, y ni siquiera han creído las palabras de «algunas mujeres» que dicen que el Maestro ha resucitado… tan es así, que se encuentran con Jesús y no lo reconocen… no es hasta que Jesús «parte para ellos el pan» que «se les abrieron los ojos» (Lucas 24,30-31)… También Lucas, en su evangelio y en su libro de los Hechos de las Apóstoles, nos señala que esa primera comunidad cristiana era «asidua en la fracción del pan», o sea, la Eucaristía (Lucas 24,35; Hechos 2,42; 20,7)… Ese encuentro con un Cristo vivo, real y presente, que se da como alimento a sus discípulos sólo puede encontrarse en la Iglesia Católica…

Para los católicos es claro que Jesús dejó establecida una Iglesia sobre Pedro cuando dijo: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mateo 16,18)… En las Escrituras un cambio de nombre significa una nueva función o un nuevo ministerio: lo vemos en Abram/Abraham, en Saray/Sara y en Jacob/Israel… Aquí vemos a Simón, que confiesa la divinidad de Jesús… y a Jesús, que reconoce que eso sólo se lo puede haber revelado el Padre… y a renglón seguido, le da un nuevo nombre: Pedro (Petros en griego) o Cefas (en arameo), que significa “piedra”… es claro que con el nombre de Pedro, viene la misión de ser esa piedra sobre la cual el Señor edificará Su Iglesia…

En el Concilio de Éfeso (año 431), el tercer concilio ecuménico contra los nestorianos, aparece una cita sobre Pedro que dice: “A nadie es dudoso, antes bien, por todos los siglos fue conocido que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de manos de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor del género humano, y a él le ha sido dada potestad de atar y desatar los pecados; y él, en sus sucesores, vive y juzga hasta el presente y siempre” (Esta cita proviene del discurso de Felipe, Legado del Romano Pontífice, en la sesión III)… Testimonios de que Pedro es la “piedra” sobre la que Jesús edificó su Iglesia también se encuentran en San Cirilo, San Hilario, San Juan Crisóstomo, San Agustín, San Jerónimo, Tertuliano, Orígenes… la Iglesia siempre lo entendió así…

Además, de todas las iglesias cristianas, la Iglesia Católica es la única que tiene “sucesión apostólica”… esto es una línea directa e ininterrumpida de sucesores desde Pedro, el primer obispo de Roma, hasta Benedicto XVI, obispo de Roma actualmente… y es precisamente el obispo de Roma, por ocupar la cátedra de Pedro, quien recibe su obligación magisterial… dicho de otra manera, el obispo de Roma es a quien le corresponde realizar la función de Papa…

El hecho de que la Iglesia Católica tenga una historia que se remonta a los Apóstoles y al mismo Jesús no quiere decir que no haya errado durante estos dos mil años… al contrario, son muchos y grandes sus errores… Pero esto, en lugar de restarle credibilidad, es la mayor prueba de que Dios está presente en ella: asistiéndola, sosteniéndola y guiándola a pesar de las tormentas… el Señor se ha mantenido fiel a Su Palabra y «las puertas del Hades no han prevalecido contra ella» (Mateo 16,18)

Para los católicos también es claro que Jesús quería una Iglesia unida… Él ora por sus Apóstoles y por aquellos que creerán por medio de su palabra «para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Juan 17,1-26)… La unidad es el testimonio donde se reconoce la verdadera Iglesia… la Iglesia fundada por Jesús… la Iglesia Católica…

Pero Jesús no sólo oró por los Apóstoles, sino que le manifestó su deseo de unidad a Pedro… Unidad entre los Apóstoles cuando le dijo: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22,31-32)… y unidad en la Iglesia cuando le repite en tres ocasiones: «Simón de Juan, ¿me amas más que estos?… Apacienta mis ovejas» (Juan 21,15-17)

A diferencia de la Iglesia Católica, todas las iglesias cristianas actuales tienen como comienzo histórico la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero… un sacerdote católico que veía algunas prácticas incorrectas dentro de la Iglesia… El error de Lutero, más allá de la veracidad de sus argumentos, está en su actitud cismática que lo llevó a lacerar la unidad de la Iglesia… Es interesante ver cómo la soberbia de Lutero, que lo llevó a cuestionar la autoridad del Papa, más tarde le lleva a considerar sus argumentos libres de todo error, o sea “infalibles”…

La Reforma Protestante no es fruto del Espíritu Santo, pues este sólo produce «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas 5,22-23)… Al contrario, la Reforma y el cisma que originó, es fruto de la soberbia, la desobediencia y la arrogancia de un hombre… que no sólo dividió la Iglesia fundada por Jesús… sino que dio pie a la proliferación de las miles de sectas que vemos hoy en día… cada una ideando y enseñando doctrinas distintas… y cada una reclamando haber sido inspirada por el Espíritu Santo…

Cuando hablamos de la Iglesia Católica, cabe recordar las palabras de SS Juan Pablo II, quien decía que la Iglesia “respira con dos pulmones”, Oriente (ortodoxa) y Occidente (romana)… Las demás iglesias cristianas van desde la Iglesia Anglicana, que ha mantenido una línea doctrinal similar a la católica/ortodoxa… pasando por las iglesias protestantes históricas: Luterana, Bautista, Metodista, Presbiteriana… hasta las iglesias pentecostales fundamentalistas, que toman literalmente cada palabra de la Biblia…

El término “iglesia evangélica” no identifica una doctrina o iglesia específica, sino que más bien se acuñó para identificar los cientos de iglesias cristianas independientes (muchas de ellas de corte fundamentalista) que surgen cada año…

También encontramos las iglesias que predican el “evangelio de la prosperidad” tan de moda hoy día, que enseñan que Dios quiere “bendecir” a sus seguidores: entiéndase un negocio próspero que permita diezmar abundantemente… Además, tenemos las iglesias “cuasi-cristianas” que, apoyadas en versiones adulteradas de la Biblia, predican un evangelio sin Jesucristo pues comienzan por negar su divinidad… Hasta llegar a la herejía de quien se hace llamar “Jesucristo hombre”, que basándose en algunos pasajes escogidos de las cartas de Pablo (según él, el único apóstol verdadero) predica que él es dios y ya nada es pecado…

Es una realidad innegable que todas las religiones cristianas que existen hoy en día son desprendimientos, directos o indirectos, de la Iglesia Católica… y si bien es cierto que algunas iglesias cristianas intentan desvincularse de la Reforma Protestante alegando que descienden directamente de las comunidades cristianas primitivas, ninguna puede presentar evidencia que sustente tales aseveraciones…

Lo más sorprendente de todo es que cada una de estas iglesias reclama tener la Verdad inspirada por el Espíritu Santo… Me pregunto: ¿Puede el Espíritu inspirar cosas tan diferentes?… la respuesta es: ¡No!, sencillamente, no puede… La Verdad – así, con mayúscula – sólo puede ser una, y sólo puede estar en la Iglesia fundada por Jesús…

Jesús «edificó» Su Iglesia – la Iglesia Católica – sobre la roca de Pedro hace dos mil años… El nombre “católica” significa universal y surge del mandato de Jesús: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28,19)… San Ignacio de Antioquía (quien fue discípulo del apóstol Juan) fue el primero, a comienzos del siglo II, en referirse a la Iglesia como Católica, o sea, Universal: “Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica” (Carta a los Esmirniotas, año 110dC)

Uno de los argumentos más repetidos por aquellos que quieren desvincular la Iglesia Católica con la Iglesia que Cristo nos dejó es que Constantino, con el Edicto de Milán del año 313dC, “paganizó” la Iglesia Católica… Veamos: es un hecho histórico que la Iglesia había sido brutalmente perseguida antes de Constantino… y que Constantino promulgó la libertad de culto… si fue por conveniencia política o por una conversión genuina, no cambia el hecho de que liberalizó el culto y terminó con la persecución contra la Iglesia… Esto, de ninguna manera, puede interpretarse como “paganización” de la Iglesia… si así fuera, tendríamos dos problemas: (1) la fe de la Iglesia sería distinta antes y después de Constantino, cosa que no es cierta como puede verse a través de los escritos patrísticos; (2) habrían sido erradas las palabras de Jesús cuando dijo «las puertas del Hades no prevalecerán contra ella»

La Voluntad del Señor fue clara y precisa: Jesús eligió doce Apóstoles… les enseñó y les dio autoridad… edificó Su Iglesia sobre ellos… y oró para que fueran una Iglesia unidad… Una sola Iglesia, unida bajo la autoridad que Él mismo les confirió… «Un sólo rebaño, un sólo pastor» (Juan 10,16), esa era la Voluntad de Jesús… y sigue siendo Su Voluntad hoy día…

Sin embargo, son los hombres los que se han separado de Su Iglesia para seguir sus propias voluntades, fundando iglesias a conveniencia, haciéndolas a su medida y comodidad… Si algo no me gusta, me apoyo en un texto “inspirado por el Espíritu” y fundo mi propia iglesia, problema resuelto… Este es el verdadero saldo de la Reforma Protestante…

A pesar de todo esto… yo pienso que Jesús no ha dejado huérfanos a esos que siguen estas doctrinas de buena fe… Si bien es cierto que Él dijo: «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”» (Mateo 7,21)… También es cierto que dijo: «el que no está contra nosotros, está por nosotros» (Marcos 9,40)

Realmente creo que el Espíritu Santo actúa en todas las denominaciones cristianas… Actúa por la fe de todos esos fieles que aman a Dios y confían en Su Misericordia… Pero actúa a medias, pues falta parte de la Verdad que Jesús le reveló a los Apóstoles… faltan los Sacramentos instituidos por Jesús… y falta la Eucaristía, presencia viva de Jesucristo entre nosotros…

Todos somos libres de elegir donde y como deseamos servirle al Señor… pero llega un momento en la vida de cada cristiano cuando se tiene que preguntar: ¿estoy realmente haciendo la Voluntad de Dios?… ¿estoy sirviéndole de la manera que Él quiere?… ¿estoy en Su Iglesia?… ¿o estoy en otra iglesia porque es más fácil o conveniente para mí?…

Para nosotros, la evidencia es clara: la Iglesia Católica ES la Iglesia fundada por Jesucristo… así lo dicen las Escrituras… lo sustenta la Tradición recogida por los Padres de la Iglesia… y lo confirman dos mil años de historia sólida y corroborable…

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